Por el Lic. Jorge R. Mercado
El gerenciamiento en tanto actividad humana debe enfrentar al miedo, que es una emoción compleja, de la mejor manera.
Supongamos entonces, una circunstancia donde nuestra decisión pueda acarrear acciones determinantes para la continuidad, el crecimiento o la decadencia de la organización.
Este escenario de alto estrés, genera respuestas.
Una de las respuestas puede ser la primitiva, que es puramente emocional y tiene dos acciones: una huir rápidamente y la otra pelear.
Pelear y con enojo extremo, nos convertimos en Hulk el hombre verde de la serie, arrasamos con todo, so pretexto de preservar “con vida” a lo/los que creíamos que estaba en peligro.
Otra respuesta es la llamada racional que necesita para operar mas de tiempo, se apoya en la anterior, es decir, detecta “lo amenazante” y lo “no amenazante” igual, pero; intenta engañar antes que huir y negociar, antes que pelear.
Se basa en el control de la información, el conocimiento obtenido en la resolución anterior de problemas similares, etc.
Hablamos de una persona o un grupo directivo con la expertise necesaria, para “crear tiempo” y ahí sí tomar la mejor resolución.
La tercera es la respuesta conciente, que opera como mediador entre la primitiva y la racional, y busca dosificar los porcentajes adecuados para cada ocasión.
Y es aquí precisamente, donde reaparece el tablero de comando, con sus indicadores sensibles, para las tres facetas de toda empresa: la operación, la organización y la dirección.
Nuestro tablero también opera como bitácora, el libro de navegación de los marinos, ya que provee información, tanto para la acción como para la prevención, siendo incluso, un documento útil para futuros entrenamientos y aprendizajes de directores noveles.
Supongamos entonces, una circunstancia donde nuestra decisión pueda acarrear acciones determinantes para la continuidad, el crecimiento o la decadencia de la organización.
Este escenario de alto estrés, genera respuestas.
Una de las respuestas puede ser la primitiva, que es puramente emocional y tiene dos acciones: una huir rápidamente y la otra pelear.
Pelear y con enojo extremo, nos convertimos en Hulk el hombre verde de la serie, arrasamos con todo, so pretexto de preservar “con vida” a lo/los que creíamos que estaba en peligro.
Otra respuesta es la llamada racional que necesita para operar mas de tiempo, se apoya en la anterior, es decir, detecta “lo amenazante” y lo “no amenazante” igual, pero; intenta engañar antes que huir y negociar, antes que pelear.
Se basa en el control de la información, el conocimiento obtenido en la resolución anterior de problemas similares, etc.
Hablamos de una persona o un grupo directivo con la expertise necesaria, para “crear tiempo” y ahí sí tomar la mejor resolución.
La tercera es la respuesta conciente, que opera como mediador entre la primitiva y la racional, y busca dosificar los porcentajes adecuados para cada ocasión.
Y es aquí precisamente, donde reaparece el tablero de comando, con sus indicadores sensibles, para las tres facetas de toda empresa: la operación, la organización y la dirección.
Nuestro tablero también opera como bitácora, el libro de navegación de los marinos, ya que provee información, tanto para la acción como para la prevención, siendo incluso, un documento útil para futuros entrenamientos y aprendizajes de directores noveles.
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