Los jóvenes no dormimos. Nota 1

Recientes estudios han permitido constatar que durante la adolescencia el ritmo circadiano de nuestro cuerpo (el reloj biológico interno) experimenta un reajuste, a diferencia de los niños y adultos, cuyo cuerpo les dice que se duerman y se despierten más temprano, el cuerpo de la mayoría de los jóvenes les está diciendo que se vayan a dormir tarde por la noche y se levanten a media mañana.


Este cambio en el ritmo circadiano parece deberse al hecho de que la melatonina, una hormona que regula el patrón de sueño-vigilia, se produce más tarde por la noche en los adolescentes en comparación con los niños y los adultos. Esto puede dificultar que los adolescentes concilien el sueño por las noches.


Además los jóvenes también tienen otras demandas de tiempo -desde las actividades extraacadémicas, deportivas y de otro tipo, hasta los trabajos a media jornada para obtener dinero.


Los alumnos que no se acuestan hasta pasada la media noche siguen teniendo que levantarse temprano para ir al colegio, lo que significa que sólo duermen seis o siete horas cada noche. Perder una o dos horas de sueño por la noche puede no parecer un gran problema, pero, a la larga, esto puede generar no solo un déficit de sueño importante, junto a voluménes importantes de estrés.


No es raro ver que los jóvenes no presten atención al descanso o mas precisamente al sueño. La rutina de trasnochar hace que se tomen otros horarios como normales y hasta haya cierta vanagloria en ir a trabajar o a estudiar sin dormir.

Qué debemos informar entonces?

  • Que la falta de sueño repercute sobre todos los aspectos de la vida de un adolescente, desde su capacidad de prestar atención en clase hasta su estado de ánimo. Las investigaciones españolas muestran que el 20% de los alumnos de secundaria se quedan dormidos en clase, y los expertos han establecido una relación entre la falta de sueño y el hecho de sacar peores notas.

Además, el mayor tiempo de reacción y la falta de concentración provocados por la falta de sueño no sólo repercuten sobre el rendimiento académico o deportivo.


  • Que las consecuencias de la falta de sueño pueden poner en peligro la vida de los jóvenes que conducen.

La “National Highway Safety Traffic Administration” (La Administración Nácional de Seguridad y Tráfico en Carreteras) estima que cada año mueren 1.500 personas en accidentes de tráfico provocados por conductores de edades hasta los 24 años que simplemente conducían cansados. (Más de la mitad de las personas que provocan accidentes por quedarse dormidos al volante tienen menos de 26 años).


  • Que la falta de sueño también se ha relacionada naturalmente, con los problemas emocionales, como los sentimientos de tristeza y depresión.

Además, no debemos olvidar que el sueño tiene una función de “mantenimiento”, al lentificar lo suficiente nuestros sistemas corporales como para que podamos “recargar baterías” después de las actividades cotidianas.


En una siguiente nota ampliaremos información sobre este tema.