Amnistía Internacional buscó firmas por victimas de la violencia urbana





Una mujer muestra a los delegados de AI una de las balas que traspasaron las paredes de madera y chapa de su casa y acabaron en su horno.




Amnistía Internacional sigue dando seguimiento la realidad de las mujeres de las favelas en Brasil y haciendo campañas por la mejora de su situación. De momento no son necesarias mas firmas. Muchas gracias a las más de 8.900 personas que firmaron esta petición.


Petición original:

Las mujeres de las favelas de Brasil viven una realidad catastrófica, víctimas de la violencia criminal y policial que asola sus comunidades.

El Estado brilla por su ausencia en las comunidades marginadas y en muchos casos sólo aparece en las incursiones policiales militarizadas que se producen esporádicamente.

La policía suele someter a las mujeres a cacheos ilegales, a un lenguaje insultante y discriminatorio y a intimidaciones.

Utilizadas como “camellos” o como señuelos por las bandas de narcotraficantes, las mujeres son consideradas objetos de usar y tirar por delincuentes y agentes de policía corruptos.

A algunas mujeres les han afeitado la cabeza por haber sido infieles y las han obligado a brindar favores sexuales para pagar deudas.

La delincuencia y la violencia han menoscabado la atención de la salud y la educación. Los servicios de maternidad, las guarderías y las escuelas pasan mucho tiempo cerrados debido a operaciones de la policía o a la violencia criminal. Los trabajadores de la salud y los profesores a veces no se atreven a entrar en estas barriadas.

La Ley María Penha adoptada en 2005 constituye un avance pero ahora es urgente que el gobierno brasileño integre las necesidades de las mujeres en el plan de seguridad pública y que tome medidas para mejorar la vida de las mujeres de las comunidades marginadas.


La Psicología Política hace que los ciudadanos se expresen.





Nos dicen desde Psicociudad, donde vive la psicología política  “9 de cada 10 campañas electorales fracasan en su objetivo” . Otro será  Senador, el Gobernador o el Presidente.

Todo ha sido inútil: las virtudes del candidato, las buenas ideas del partido, el esfuerzo de los militantes, el dinero invertido, el tiempo de planificación, los nervios...

La noche de la derrota destruye planes, esperanzas, proyectos e ilusiones. Es el momento más duro y más amargo de la vida política.

Es cuando las preguntas duelen:

¿Por qué votaron al otro candidato y no al nuestro?
¿Cómo no supimos aprovechar las oportunidades que había?
¿Dónde estuvieron los errores?
¿Cómo es que nuestra comunicación política no logró convencer?
¿Cómo fue que no nos dimos cuenta que estábamos perdiendo votos?

Es justamente en el momento más difícil cuando surge una verdad sólida como una roca: la gran mayoría de las campañas electorales no comprenden cómo funciona el cerebro del votante.

Las estrategias, las tácticas, la publicidad electoral, el marketing político, la comunicación política y toda la campaña electoral serían diferentes si se supiera cómo es que cada persona decide a quién va a votar.


Por eso a trabajar seriamente estos temas, bien usados sirven para lo mas importante, un acercamiento y un canal sincero al sentir y al deseo de la gente.

ACERCA DEL BICENTENARIO DE LA ARGENTINA





La Revolución del 25 de Mayo fue antesala del Estado Argentino sin proclamación de la independencia formal, ya que la Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero aún gobernaba nominalmente en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte.

Aun así, los historiadores consideran a dicha manifestación de lealtad (conocida como la máscara de Fernando VII) una maniobra política que ocultaba las intenciones independentistas de los revolucionarios.

La declaración de independencia de la Argentina tuvo lugar posteriormente durante el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816.


Ojalá podamos en estos tiempos los argentinos, deponer odios y enfrentar el desafío verdadero de construir una gran nación, libre y próspera, a la que estamos destinados.