Acordemos que los grupos son estructuras de desconocidos, pero basta que un conflicto afecte a uno o mas integrantes, para que todo el grupo se vuelva sensible y solidario al tema en cuestión.
Recordemos que todo conflicto trabajado a nivel grupal puede generar una situación de aprendizaje.
¿En qué consiste reflexionar?
• Es volver la mirada hacia dentro de uno mismo.
¿Cómo se logra realizar esto con el grupo?
• Se logra a través de preguntas abiertas (que no se pueden responder por sí o por no)
Es importante que todos los miembros del grupo den su opinión y que sea respetado el tiempo que le corresponde a cada uno para hablar. Se puede incluso, llevar a cabo una dramatización del conflicto, pero protagonizada por otros, no por los que participaron en éste.
El objetivo es que los involucrados en el mismo puedan verse a sí mismos tal como actuaron en la realidad y también al ver otras maneras de conducirse pueden llegar a darse cuenta de los beneficios de cambiar actitudes muy estereotipadas, en ellos.
Lo que siempre genera caos es la irrupción de los personalismos, no solo profundizan el conflicto, también llegan-en no pocos casos- a la disolución del grupo, estupidización mediante.
Entendiendo por estupidización, la presencia del stupere, es decir la quietud o parálisis total, que consigue que el grupo pierda voluntad, productividad y gestión.
En muchas ocasiones, tiende a confundirse la solución del problema como una acción que valida a uno o a otro integrante, le dá la victoria y no a la mejoría en la convivencia con la continuidad con ajustes que es todo proyecto.
En una próxima nota avanzaremos sobre el tema.
¿En qué consiste reflexionar?
• Es volver la mirada hacia dentro de uno mismo.
¿Cómo se logra realizar esto con el grupo?
• Se logra a través de preguntas abiertas (que no se pueden responder por sí o por no)
Es importante que todos los miembros del grupo den su opinión y que sea respetado el tiempo que le corresponde a cada uno para hablar. Se puede incluso, llevar a cabo una dramatización del conflicto, pero protagonizada por otros, no por los que participaron en éste.
El objetivo es que los involucrados en el mismo puedan verse a sí mismos tal como actuaron en la realidad y también al ver otras maneras de conducirse pueden llegar a darse cuenta de los beneficios de cambiar actitudes muy estereotipadas, en ellos.
Lo que siempre genera caos es la irrupción de los personalismos, no solo profundizan el conflicto, también llegan-en no pocos casos- a la disolución del grupo, estupidización mediante.
Entendiendo por estupidización, la presencia del stupere, es decir la quietud o parálisis total, que consigue que el grupo pierda voluntad, productividad y gestión.
En muchas ocasiones, tiende a confundirse la solución del problema como una acción que valida a uno o a otro integrante, le dá la victoria y no a la mejoría en la convivencia con la continuidad con ajustes que es todo proyecto.
En una próxima nota avanzaremos sobre el tema.
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